viernes, 3 de marzo de 2017

Trike camping en Ávila



Desde mis comienzos en el mundo de los aviones ultraligeros ya me venía rondando por la cabeza la idea de poder viajar con el saco de dormir y la tienda y pasar la noche por los diferentes lugares por donde fuera pasando. Principalmente por falta de tiempo o mala meteo me había sido imposible cumplirlo hasta ahora.

Pero mi suerte cambio el pasado fin de semana cuando por azar del destino pude disfrutar de todo un fin de semana para mí. No me lo pensé dos veces y llamé a J.M Batalla, mi compañero de viaje en mis últimas aventuras. Quedamos en hacer alguna buena excursión de un par de días e incluso planteamos ir a la costa de Castellón (al Este de España) pero según avanzaba la semana el tiempo se fue torciendo mucho. Ya habíamos cancelado el viaje cuando estando el viernes en el trabajo recibo su llamada y me pregunta por mis planes. Le comento que tenía intención de hacer un vuelo por la Sierra de Gredos y volver en el día antes de la borrasca que entraba el sábado por la tarde y va y me dice que se anima también. Mi trayecto no demoraba más de 90Km pero el de J.M viniendo desde Huesca era de 430Km pero aun así me dice que se apunta y se va a preparar todo para poder aterrizar en Ávila antes de ocaso. Quedamos en el aeródromo de Valle Ambles a las 17:00 así que en cuando termino en mi trabajo salgo pitando a casa, cojo a toda velocidad la tienda, el saco y demás utensilios y me voy a mi aeródromo. Según me voy acercando con el coche empiezo a ver toda una línea de nubes que va paralela a la sierra de Guadarrama por la que tengo que cruzar, un colosal muro de cúmulos que no deja ni un resquicio para atravesarlo. Uf que mala pinta. Estibo todo en el trike, me abrigo bien y doy contacto. Son las 16:30 y ya estoy en el aire.

Saliendo del muro de nubes
Nada más despegar empiezo a recibir los envites de la térmica, es invierno, son las cuatro de la tarde pero el Sol está muy presente y ha estado calentando la atmosfera todo el día. Me voy acercando cauteloso hacia la sierra cogiendo altura y en un momento dado veo claro que la única manera de atravesar la mole es por arriba. Meto gas y me pongo a un régimen de ascenso de 1000pies por minuto, en poco tiempo ya estoy atravesando las nubes y con vistas al valle. Quito gas y casi con motor a ralentí voy perdiendo todos los metros que he tenido que ganar para cruzar la montaña momento en que vuelven las turbulencias. Pocos minutos después veo la cuidad de Ávila y pongo rumbo Oeste hacia mi destino en el Valle Ambles. Este era un aeródromo nuevo para mí por lo que según voy llegando me esfuerzo en ir identificando en el mapa las referencias que tengo marcadas, sigo el curso del rio y empiezo a ver campos anegados de agua, se me mete el miedo en el cuerpo pensando que pueda estar así la pista pero por suerte al rato la identifico y a lo lejos diviso una Tecnan que abandona el campo por el sur, se ve seca y tras hacer el correspondiente circuito tomo tierra. 

Sano y salvo en Valle Amblés
 
Carreteo por la misma pista y dejo el trike enfrente de lo que parece un restaurante. Al rato aparece David, el propietario de un biplano Mistral, le comento que tenemos idea de quedarnos allí a dormir y muy amigablemente me enseña todo y se ofrece a llevarnos más tarde a la ciudad de Ávila. 

El Mistral de David

 Al rato escucho un motor en el aire y es J.M justo a la hora prevista, aterriza y tras charlar un rato comienza el ritual para preparar los trike para dormir. Fundas puestas, alas ancladas al suelo con piquetas, montamos las tiendas y dejamos todo listo en previsión de llegar tarde de cenar. 

dormir bajo el ala
 
David ya nos está esperando y nos vamos en su coche a la ciudad. Paseo por dentro de la fabulosa muralla de Avila y llamo a un amigo que conoce muy bien la zona, nos recomienda la cervecería La Barraca para cenar y allí que vamos. Tras unas cervezas de trigo y unas raciones nos vamos dando otro paseo hacia la salida de la ciudad donde llamamos a un taxi para que nos acerque al campo de vuelo. Es casi media noche y el cansancio ya se va notando así que caigo como un tronco en el saco de dormir. 

Reponiendo fuerzas

Son las tres de la mañana y me despierta un fuerte viento que está azotando la tienda, estaba ante el  famoso viento catabático o de valle que bajaba de la sierra de Panamera y Guadarrama, rápidamente me abrigo y salgo de la tienda para inspeccionar los anclajes del avión al suelo. Todo está correcto, de nuevo al saco calentito y al rato ya estaba de nuevo dormido.

Al día siguiente amaneció soleado, sin apenas viento pero con un frio helador. La tienda y el ala del trike estaban completamente cubiertas de una capa de unos dos milímetros de hielo. Al verlo J.M me contó un incidente que tuvo precisamente por despegar en condiciones de engelamiento en el ala lo que provocó una falta de sustentación aerodinámica con el correspondiente aporrizaje tras levantarse el avión apenas dos metros del suelo en la carrera de despegue. Lección aprendida, ponemos las alas de los trike perpendiculares al Sol y dejamos que este haga su trabajo. En el rato que estamos recogiendo todo y tomando un café en el estupendo restaurante del aeródromo el ala ya está descongelada y vertiendo todo el agua en cascada hacia el suelo.

El QuikR de J.M bien cubierto
Mientras desayunamos comprobamos las meteo y lo que vemos no deja lugar a dudas, se acerca una borrasca que entrará sobre las 13:00. Decidimos tirar cada uno para su casa pero antes volaremos juntos hasta el aeródromo de Marugan para que J.M ponga combustible para poder llegar del tirón a Huesca.



El vuelo es muy movido debido al Sol que ya está calentando la atmósfera, aterrizamos, repostamos y nos vamos a tomar algo a la cafetería. Al rato ya nos hemos despedido y retomado cada uno su camino.

En buena compañía
 
El tramo que me queda ya es conocido y la única precaución que tengo que tomar es pasar con suficiente margen de altura la Sierra de Guadarrama, sopla del Norte y no me quiero comer las turbulencias que habrá a sotavento.

Atravesando la Sierra de Guadarra

A las 12:30 aterrizo en mi campo tras 45 minutos de vuelo desde Marugan y con un vuelo algo turbulento anticipo de la proximidad de mal tiempo que vendría más tarde.

Comí con unos amigos del campo y después, como tenía el fin de semana libre decidí hacer algo de ejercicio y subirme al pico Abantos en la Sierra de Guadarrama. Una excursión de apenas dos horas que brinda una de las mejores vistas de la Sierra. A medida que iba subiendo el cielo se fue cubriendo y ya en la bajada comenzó a descargar una fuerte lluvia. Sin duda habíamos acertado en la decisión de cancelar los vuelos a la Sierra de Gredos y volver a nuestras casas.

Cumbre del pico Abantos
Al siguiente fin de semana volví para volar por toda la Sierra de Gredos y tuve un incidente por una fuga del líquido refrigerante a 10.000 pies de altura pero eso es otra historia y ya lo contaré en el próximo post.

saludos aviadores.

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