Este blog trata de mostrar mi experiencia como piloto de ultraligeros pendulares desde mis inicios hasta el día de hoy
viernes, 15 de enero de 2016
Vuelo a Villacastín. Atravesando la Sierra de Guadarrama
Sin duda una de las mayores aventuras con el trike que llevo
hasta la fecha. El recorrido en si es de no más de 60km pero la complicada
orografía y los vientos en altura son un reto para un ultraligero como el mío.
El día elegido para el vuelo no podía ser mejor, pronóstico de viento cero y un
anticiclón asentando en todo el centro de España. Los ultraligeros y avionetas
suelen pasar la sierra de Madrid por el paso del Puerto de Los Leones ya que es
el que menor distancia atraviesa, yo sin embargo lo haría por el más directo
desde mi campo en Villanueva de la Cañada lo que implicaba atravesar una buena
porción de montañas. En casa ya había estudiado la ruta y me había preocupado
de buscar en google Earth posibles puntos para una toma de emergencia y aunque
no había muchas opciones sí que pude memorizar unas cuantas zonas abiertas y
libres de árboles.
Pantano barométrico
Para salvar las montañas tenía que ir cogiendo altura nada
más despegar ya que desde las colinas de Cerro Alarcón en Valdemorillo ya
comienza el terrero a ir ganando altura. La teoría de vuelo sobre montañas dice
que hay que volar con suficiente altura sobre los picos para evitar los vientos
que se generan en ellas como por ejemplo descendencias en el sotavento. Además
el llevar suficiente altura sobre el terrero te permite tener más margen en
caso de una posible parada de motor y te da una visión mucho más amplia de por
dónde ir volando.
Pasando Zarzalejo con el pico de la Machota detrás
voy ganando altura
El volar en este tipo de parajes no tiene igual, disfrutar
de las vistas de las montañas que tanto he recorrido caminando y en bicicleta
pero esta vez desde el aire a 2.300 metros de altura te da una perfectiva
increíble, si además le añades unas condiciones perfectas de viento sin
turbulencia y una velocidad baja que parece que estás flotando sobre el aire
las sensaciones son sencillamente maravillosas, tanto que no puede evitar en
algún momento lanzar unos tremendos gritos al aire que por poco me dejan
afónico.
El monasterio del Escorial al fondo
Tras casi una hora de vuelo sobre picos por fin salgo a las
llanuras castellanas y mi mente se relaja. Unos minutos más y ya puedo ver la
pista de Villacastín. Contacto con ellos por radio pero no hay respuesta así
que me incorporo al circuito y comienzo el descenso. Para un avión como el mío
la pista se ve abrumadoray con su casi
kilómetro y medio de longitud me toca sobrevolarla un buen rato a escasos dos
metros del suelo hasta que decido aterrizar a la altura de unas cabañas de
madera.
Cabañas de Villacastín
La pista kilométrica
Nada más aterrizar me viene a recibir Jorge, una persona muy
agradable que parece la encargada de aquello. Tras un rato de charla le
pregunta por las cabañas y gustosamente me invita a verlas y me explica que son
en alquiler. Sin duda una opción muy interesante para venir volando y pasar
aquí la noche.
Ya se va haciendo tarde así que despido para emprender el
viaje de vuelta. Como hay un poco de viento cruzado me alejo 200 metros de las
casetas hacia el norte y despego en dirección sur con rumbo directo hacia las
montañas. La vuelta la haré mucho más rápida gracias a un viento portante que
me da casi 15km/h más de velocidad y poco más de 45min ya estoy aterrizando en
Villanueva de la Cañada.
Zarzalejo más de cerca a la vuelta
Uno bonito día para mi estreno en el cruce de la Sierra de
Guadarrama. Espero que pronto pueda repetir y conocer más aeródromo al otro
lado de Madrid.
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