¿Pero y porque no hacerlo yo también? Tengo un avión, tengo
un fin de semana libre y tengo las ganas. Además seguro que no me costará mucho
liar a mi compañero de aventuras José Miguel Batalla, una eminencia en esto de
los trike.
Le llamo, le propongo el plan y le parece muy bien así que
cerramos la fecha para el 4 de agosto. El plan es salir el viernes cada uno de
su campo de vuelo y reunirnos en el aeródromo de Torremocha de Jiloca en Teruel
para pasar allí la noche y continuar al día siguiente hacia Castellón.
Para aprovechar bien el fin de semana es preciso que salga
el viernes mismo pero esto tiene una pega y es que para llegar con margen
suficiente de luz debo despegar a las 17:30 en pleno agosto y en medio de una
ola de calor. Mientras estoy con los preparativos me llama mi amigo Juan y me
dice que esta con otros compañeros de ruta con los trike (autenticos profesionales de los viajes en Trike) y que se ha enterado
que vamos a Castellón y que van ellos también así que ahora seremos seis
aviones más el mío, esto promete.
Ya estaba concienciado de que iba a cobrar por las
turbulencias térmicas así que me preparo, cojo todos mis trastos y lleno el
depósito. A la hora prevista doy todo
gas y nada más despegar empieza la fiesta, golpe va golpe viene voy trepando
metros hasta ponerme en el límite del TMA donde la cosa se suaviza algo y pongo
rumbo al aeródromo de Loring, un campo en las puertas de la aproximación del
aeropuerto de Barajas, allí me ajusto a los 300 metros sobre el suelo y comienzo
a recibir más golpetazos, miro a la derecha y veo las pistas de Barajas y los
aviones despegando en mi dirección, todo un espectáculo.
Continuo rumbo a Sigüenza, me pasan unos buitres relativamente cerca,
estos sí que se lo están pasando bien no como yo. Divisando la ciudad cambio a rumbo
154 y enfilo dirección a Torremocha. Esta parte es la más desierta, sin pueblos
a la vista son todo bosques y cañones de caliza, sin duda la parte más bonita
del recorrido. Tras 269km y dos horas y media de vuelo entro en el circuito y
aterrizo sin mayor complicación en Torremocha.
aterrizado en Torremocha |
Al poco tiempo aterriza José Miguel y tras él van llegando
el resto de trike hasta completar los siete que seremos en el escuadrón hacia
Castellón. Saludos, risas y tras dejar los aviones hangarados nos montamos en
los coches de nuestros amables amigos de Torremocha y vamos al pueblo a cenar.
foto del equipo |
J.M y yo nos quedamos a dormir en el hangar. Que mejor hotel
para los que nos gustan tanto los aviones. Me levanto pronto y aprovecho para
curiosear el Sabaha que hay dentro, un fantástico ultraligero stall preparado
para aterrizajes fuera de pista como los que se ven en Alaska, y es que este
sitio lo regenta Arturo Polo, un gran maestro del Bush flying además de fotógrafo
el cual trabaja la mitad del año aquí la otra mitad en Alaska.
El zapatones |
Cuando ya estamos todos listos despegamos y ponemos rumbo a
La Llosa, el campo base de Rafa y punto de encuentro propuesto antes de llegar
a Castellón, tras una hora y media de vuelo tranquilo aterrizo allí y ya han
llegado todos los demás. Había sido el último porque me había retrasado acercándome
a ver el aeropuerto de Teruel, de los pocos rentables y sin necesidad de
pasajeros, únicamente utilizado como “aparcamiento” y centro de mantenimiento.
aeropuerto de Teruel |
Al rato despegamos y ya costeando vamos por el agua en un
aire completamente lamirar y tranquilo, se ven playas, barcos, puertos, gente y
tras 25 minutos llegamos al aeródromo de Castellón, sin duda el más ocupado que
he visitado hasta las fecha, con un constante lanzamiento de paracaidistas
sobre las misma pista, aviación general, helicóptero sanitario y hasta un ala
delta remolcado con torno para pasear a turistas. Notificamos por radio y nos
dan permiso para aterrizar, eso sí en dos minutos, así que todos nos ajustamos
y vamos entrando uno tras otro hasta aterrizar los siete. Nada más salir de la
pista J.M que iba el último empiezan a caer sobre el asfalto los paracaidistas.
Menuda sincronización, fue tan buena que nos llamó por radio la torre para
felicitarnos. Nunca habían visto tanto avión aterrizar juntos y tan rápido.
Tras la visita de rigor y pago de los 3 euros de tasas nos
vamos andando a la playa. Ya con los bañadores puestos nos damos un buen chapuzón
sobre agua anormalmente caliente y después a la terraza del restaurante con
vistas al mar para degustar una paella y otras viandas regado todo ello con
varias jarras de sangría bien fría. Como no podía ser de otra forma el cuerpo
pedía siesta así que nos dirigimos al paseo marítimo y nos acomodamos sobre
unos bancos.
Esperando la paella |
!!La paella!! |
Ya se iba echando la tarde y era hora de volver, nos cargamos bien de agua y volvimos al aeródromo. Quitamos las fundas, desanclamos los trike del suelo y tras la correspondiente autorización de puesta en marcha del motor ya estamos listos los siete para irnos al aire.
Ya en este punto el grupo se dividía, unos costeando por el
norte hacia Cataluña, otros por el sur a Valencia y J.M y yo de nuevo a Teruel
pasando por La Llosa.
El viaje comenzó tranquilo, disfrutando de las vistas de la
costa y sin mayor complicación. Al llegar a La Llosa cambiamos de rumbo y
empezamos a subir dirección Teruel siguiendo la autopista. Ya en este punto se veían
nubes de evolución que no presagiaban nada bueno, el aire se volvió más
turbulento y a medida que me acercaba a la sierra que teníamos que pasar las
cosas empeoraban, llame por radio a J.M pero no respondía y hacía tiempo que
nos habíamos perdido de vista, modifico mi rumbo buscando un hueco por el que
pasar pero cada vez está más cerrado todo, el avión ya empieza es ser difícil de
controlar y tengo que poner toda mi concentración en pilotarlo, decido dar la
vuelta y volver a la Llosa pero en este punto la tormenta me ha rodeado y
empieza a llover así que decido bajar y buscar el mejor camino que pueda para
aterrizar, estoy preocupado porque no hay mucho donde caer pero tengo un golpe
de suerte y entre las nubes aparece una pista de aterrizaje que no tenía
registrada en el GPS. No es normal, mide por lo menos un kilómetro y tiene un
hangar más propio de aviación comercial que de otra cosa, me pregunto qué será,
¿una instalación militar? Me da igual, estoy decidido a entrar allí, lo primero
es mi seguridad. Corto motor pero al ala le cuesta bajar, la tormenta está
chupando hacia arriba y tengo que picar y picar el ala para al cabo de un rato
posarme sobre una pista gigante sin más instalación que un hangar desmesurado
en un lateral.
La tormenta de la que salí huyendo |
Apago el motor y salgo del trike. No veo a nadie pero el
hangar está abierto, ¿hola? ¿Hay alguien?.....
Al día siguiente emprendí el viaje a Torremocha, aterricé
allí, nos pusimos al día J.M y yo, reposté combustible y puse rumbo a Madrid
donde llegaría dos horas y media más tarde en medio de un calor tremendo y como
no turbulento.
En total ese fin de semana haría 930Km. Mi viaje más largo
hasta la fecha y en el que más cosas he aprendido.
Foto del equipo trikero |
¡Nos vemos en próximas aventuras!
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